
A pesar del desarrollo de las condiciones de La Niña en el Pacífico tropical y su efecto de enfriamiento temporal sobre las temperaturas globales, el globo experimentó el que podría considerarse el enero más caluroso jamás registrado, según un informe de la OMM, citando datos elaborados por el Servicio Climático Copérnicus, colaborador de la ONU.
Durante el primer mes del año se registró una temperatura de 1,75° C, por encima del nivel preindustrial, así como 0,79° por encima de la media del 1991 al 2020.
El aumento de la temperatura global se atribuye principalmente a la quema de combustibles fósiles por el hombre, que ha provocado concentraciones récord de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
