
Cada año se fabrican 460 millones de toneladas de plástico en el mundo, una cantidad equivalente a más de 900 Empire State, casi mil rascacielos de basura al año que por su composición tarda décadas o hasta siglos, y apenas un 10% de todo ese plástico se recicla.
Sin embargo, Miranda Wang junto a su mejor amiga, Jeanny Yao, con un laboratorio otorgado por la Universidad de la Columbia Británica para desarrollar las ideas que tenían en mente y cerca de allí, en el río Fraser, descubrieron 2 bacterias distintas que, alimentadas de formas determinadas, pueden ser cultivadas para descomponer los productos químicos que conforman el plástico.
Tras muchas investigaciones, en 2015 implementaron la tecnología ATOD, proceso químico cuyo objetivo es el suprarreciclaje, en otras palabras, convertir materiales de baja calidad y difícil reciclaje en productos valiosos que tienen múltiples aplicaciones.
